Encontré este artículo, en el diario el Comercio, y quise compartirlo con ustedes. A veces por apresuramiento y una que otra cosa, podemos desechar algo que nos sirve. Les dejo estos 7 secretos para poder aprovechar al máximo este diario ingrediente en nuestras comidas.
Es una de las estrellas de nuestra cocina cotidiana. Lo encontramos en platillos emblemáticos de la comida peruana como el arroz con pollo, el ají de gallina (o, mejor dicho, de pollo), el aguadito y, por supuesto, el norteño cebiche de pollo y el archifamoso pollo a la brasa. Además, se incorpora en variantes de platos como el seco, el escabeche, la causa y el cau cau.
En definitiva, siempre tendremos pollo en la lista de compras. Por eso, hemos seleccionado algunos tips para que puedas prepararlo de la mejor manera.
1. ÚSALO SIEMPRE FRESCO
Para que el sabor del pollo sea óptimo, debes usar carne fresca. Un pollo congelado no tendrá el mismo gusto que el fresco porque perderá agua durante su descongelación. Además, la mejor forma de descongelarlo es hacerlo lentamente dentro del refrigerador, pues así se conservará mejor la textura de la carne.
Una vez que compres el pollo en el mercado o supermercado, mantenlo el menor tiempo posible sin refrigerar. Si no está cocinado, no debes tenerlo en el refrigerador por más de dos días.
¿Quieres preparar unos filetes de pollo fresco? Prueba esta receta de pollo rebozado en salsa de queso o, si tienes invitados en casa, te sugerimos unos enrolladitos de pollo.
2. POTENCIA SU SABOR
Es inevitable que algún día tengas que llevar el pollo a congelar. De ser el caso, Menú Perú te sugiere emplear marinadas o poner el pollo en salmuera, para rehidratarlo y darle mucho sabor.
En esta receta exótica de pollo tandoori, por ejemplo, deberás macerarlo en el refrigerador todo el tiempo que sea necesario, mejor aún si es desde la víspera. En otras preparaciones, como esta ensalada crocante con pollo, deberás aderezarlo y dejarlo en el refrigerador por aproximadamente una hora para que absorba bien todos los sabores.
Para llevar un pollo al horno, intenta inyectarle unas cuatro cucharadas de pisco, whisky o brandy a la pechuga y las piernas para que queden extra jugosas. Compruébalo en esta receta de pollo con romero y papas al mortero.
3. COMPRUEBA LA COCCIÓN
Para saber si el pollo está listo, pínchalo en la unión del muslo con el cuerpo. Deberá salir un líquido transparente; si sale rosado, déjalo cocinar durante unos minutos más. Cuando la carne del muslo se desprenda y la piel esté dorada y crujiente, estará listo para la mesa.
De preferencia, usa un termómetro y cronómetro para que la temperatura y los tiempos de cocción indicados en tus recetas sean exactos, así tendrás menos posibilidades de acabar con un pollo crudo o recocinado.
Además, cuando lo lleves al horno, amarra con pabilo las patas del ave y pasa las alas hacia atrás, por debajo del cuerpo: así no se abrirán durante la cocción y el pollo conservará su forma.
Estas dos recetas te permitirán poner en práctica las técnicas descritas: el pollo al horno con hierbas y otro al curry con cebollitas a la parrilla.
4. ELIGE PIEZAS DE TAMAÑO PAREJO
Si vas a cocinar, por ejemplo, alitas a la parrilla, procura que todas tengan el mismo tamaño, para que se cocinen por igual y no se quemen. Recuerda que la parrilla debe estar a unos 15 o 20 centímetros de distancia de las brasas.
Si llevas filetes de pechuga al fuego, también asegúrate de que sean del mismo tamaño y tengan un grosor parejo, sino podrían quedar crudas en el centro y muy cocidas en los bordes. Dales un poco de espacio entre cada filete, para que queden más doradas y de un color uniforme.
5. HAZLO CRUJIENTE
Si los llevas a la sartén o al grill, asegúrate de que cada filete de pollo esté separado de los demás por un par de centímetros. Si los amontonas, la cocción puede no quedar pareja, ni la superficie dorada y crujiente.
Para que quede crocante, antes de llevarlo al fuego sécalo con papel absorbente, sobre todo si vas a enharinarlo como en esta receta al gratén. Si cocinas el pollo cuando está húmedo, no podrás disfrutar de esa sabrosa capa que cruje cuando lo muerdes.
6. CONSERVA SUS JUGOS
Estamos seguros de que una vez que saques el pollo del calor querrás cortarlo de inmediato. Pero resiste un poco: Si lo cortas apenas sale del horno, la parrilla o la sartén, la carne eliminará rápidamente sus jugos y acabará secándose.
Intenta hacer este pollo al horno al estragón y una vez que dejes reposar unos minutos el ave, verás como todos los aromas y jugos se quedan dentro y te harán delirar.
7. APROVECHA TODO
Las piezas del pollo deshuesadas se pueden filetear. No deseches los huesos ni restos del ave, ya que puedes usarlos para preparar caldos.
También puedes aprovechar los líquidos de la cocción del pollo (por ejemplo, en esta receta de brochetitas) y preparar salsas con ellos. Puedes añadirles caldo, maicena, vino, crema de leche, yogur y mucho más.
Si te quedó pollo de algún guiso, sopa o pollo a la brasa, te sugerimos dos recetas ideales para reutilizar esa carne: una delicia de pollo en pan pita o este salpicón con almendras.